Inconsciencia


Entraste por la puerta y no me di cuenta,
Cuando menos lo esperaba
estabas ya en mí.
Que tarde fue cuando vi tu presencia
Era tarde también para que te marcharas,
Rápidamente.
Te quise matar tantas veces
que te acepte como compañera.
Planeé mil formas de hacerte desaparecer
Pero ahí estabas,
Acelerando mi respiración, nublando mi mente.
No fue fácil la convivencia,
Las noches contigo eran un insomnio asegurado,
Así hacías que mis días fueran
la pura imagen de tu esencia.
Me hacías temblar tanto,
Que mi corazón se desubicaba.
Bajo tierra, inmovilizada, desvariada
Conseguiste lo que querías.
Destrúyeme, quémame,
Te dije,
Pero preferiste anestesiarme de todo mi alrededor.
Depresión te llaman,
Perdóname,
pero yo prefiero llamarte
Inconsciencia.

Disipada confluencia

Mientras caminábamos me preguntaba si seguías mi ritmo,
si íbamos al mismo compás,
si estábamos juntos al andar.
Corro, ando, tropiezo, caigo, me levanto,
observo, duermo, vuelvo, miro, paro.
Un nuevo camino se abría y al girar,
tu presencia,
tu esencia,
desapareció.
Cada mañana perdía su propio significado
y cada vez se desvanecía el valor de levantarse.
Ahora estoy a la espera de que,
algún día,
volvamos a besarnos las sonrisas.   

Todo lo que fui ahora es polvo


He sido la pequeña rata de biblioteca
que deseaba perderse en alguna estantería
o en algún cuadro de Velázquez,
Jugar con las meninas.
He sido la adolescente incomprendida
que solo pedía un poco más de edad
y tener, por fin,
libertad.
He sido la amante pasional de un bohemio incomprendido,
se llevó mi inocencia.
He sido la chica perfecta para un aventurero  de la vida,
le llené de besos y le regalé algunos imposibles.
He sido el amor platónico de una mirada inocente,
le pegué una nota que ponía “Quizás”.
He sido la esperanza de un loco empedernido,
le regalé mi confianza,
mis peores días
y mi mayor pasión.
He sido la lucha de un soldado solitario,
intentamos derrotar juntos a las dudas,
aliarnos,
mi país acabó devastado.
He sido la primera calada de un cigarro
que desapareció con el humo,
tan velozmente que ni sentí su calor.
Retales de una vida que han sido,
son,
y serán
polvo.